Pintura: Libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix |
Frívolamente a veces pecamos de ingenuos al ver la moda solo desde el lado creativo y glamuroso, nos olvidamos que también es una industria constituida por millones de personas que se ven afectadas por los factores económicos, políticos y sociales.
Por ejemplo, una fibra importada conseguida a buen precio puede ser sinónimo de los acuerdos económicos internacionales, que el precio de una prenda se mantenga a lo largo del tiempo sin grandes variaciones nos habla de una economía estable y con una inflación controlada. Cuando vemos que cada vez llegan más marcas internacionales y de lujo a nuestros países nos habla de cierta prosperidad económica y una creciente clase media alta.
Latinoamérica gozó durante los últimos años una nueva prosperidad económica que impulsó - de la mano de creativos como la colombiana Johanna Ortiz - el auge de la moda latinoamericana, pero los últimos hechos turbulentos han empañado la promesa de la moda regional, situando a los minoristas y marcas jóvenes en un terreno de inestabilidad política y social.
Quizá el ejemplo más significativo sea Chile, un país prospero en apariencia pero con problemas sociales profundos que no pudieron ser contenidos por más tiempo. Tras las protestas que convulsionaron al país el 18 de octubre ¿Cómo se vio afectada la industria de la moda local?
Según un reporte realizado por Modaes:
- Las ventas registradas en la industria de la moda (incluyendo calzado, ropa y accesorios) cayeron cerca de un 50% en los últimos 12 meses, según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS).
- La venta de carteras, bolsos y mochilas, cayó un 49%; la de accesorios, un 40%; por su parte la ropa tuvo un declive de entre 35 y 39%; la industria del calzado sufrió variación en negativo del 34% desde el inicio de las movilizaciones.
- El 46% de las empresas del sector consultadas por la Cámara de Comercio sufrieron daños directos a sus puntos de ventas.
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